Les quiero contar de Fede, un excelente paciente, nunca se pierde los controles de cada 6 meses porque tiene un bajo riesgo de caries dental. A la hora de valorar si se esta cepillando bien o no los dientes, siempre se saca un 100 en limpieza; y a la hora de revisar si hay caries o no, nunca hemos encontrado ni una. Es de los pacientes que siempre se sacan buena nota en la consulta, y así ha sido por un par de años.
Ese viernes empezamos a hablar un poco más sobre la dieta de Fede, porque ya entró al kinder, ya tiene fiestas y ha empezado a probar diferentes sabores, que esto es un cambio grande para los niños. Nuestra conversación se desarrolló así:
-Mamá: Fede, ¿le vas a contar a la doctora lo que estamos comiendo todos los días donde las abuelitas?
Fede me vuelve a ver, y se empieza a reír atrás de la mamá.
-Dani: Contame, ¿que descubriste nuevo desde la última vez que viniste a verme?
Fede se sigue riendo y le hace ojos a la mamá como de: contáles vos, porfa.
-Mamá: No Fede, contáles vos. Para así preguntarle a Dani si podemos o no seguir comiendo eso, sino entonces vamos a tener que decirles a las abuelas que dejen de comprar.
-Fede: ¡Dani, un churchill!
En Costa Rica un churchill es un granizado hecho a base de hielo raspado que se le adiciona leche condensada y leche en polvo; y finalmente sirope de kola. Osea una bomba de sacarosa (azúcar) para el organismo y para los dientes.
-Dani: ¿Todos los días?
-Fede: ¡Si, todos!
-Mamá: Casi todos.
-Dani: ¿Y te lavas los dientes después?
-Fede: Algunas veces.
-Dani: Sé que comerse un Churchill es algo delicioso, pero tenemos que tener cuidado de la cantidad de azúcar que estamos comiendo. Fede tenés una excelente dieta desde siempre, y creo que el Churchill puede ser tu premio, pero tratemos de no hacerlo diariamente. Aunque sé que no tenés caries dentales y tenés un excelente higiene, no puedo fijarme solamente en los dientes sino en tu salud general. Y recordá que después de comerlo, sería buenísimo lavarte los dientes.
Esta confesión de Fede no es algo muy común en la consulta, muchas veces los papás nos esconden estos antojos y los únicos que salen afectados son sus hijos. La mayoría del tiempo soy muy estricta con que se debe de comer y que no se debe de comer, sé que a Fede le va a costar disminuir la cantidad de Churchills a la semana; pero con la ayuda de los papás y la explicación a las abuelitas sé que esto va a ser más fácil. Esto no sólo va a traer beneficios a nivel dental, sino también a nivel nutricional.
El tema de los odontólogos y los dulces es algo bastante controversial. Muchas veces me sucede que estoy de vacaciones y me encuentro a un pacientito y me ve comíendome un postre, siempre me vuelven a ver diciéndome con los ojos: “eso que te estás comiendo es lo me decís que no tengo que comer”. En lo personal he estado reduciendo la sacarosa y ha sido un tema muy difícil, ya que desde niña ha sido de mis cosas favoritas y más que vivimos en un mundo lleno de azúcar.
Siempre trato de explicarle a los papas que deben de ser conscientes de cuanta azúcar están comiendo al día sus hijos. Los jugos de cajita, las galletas y las leches con adición de chocolate son productos usados diariamente por los niños, si sumamos todas estás cosas y le agregamos un Churchill de postre vamos a basar la dieta diaria en azúcar pura. Tratemos de que los premios no estén basados en azúcar, sino en pasar más tiempo con ellos (llevarlos al parque que tanto les gusta o leer un libro extra en las noches).
Un antojo de Churchill en pleno verano no es malo, al igual que un queque de chocolate o un helado de galleta, pero que esto no sea algo diario en nuestras vidas. Un Churchill no me parece malo, ya que sabemos que contiene azúcar y podemos tomar las medidas antes y después de comerlo, pero el problema muchas veces es todo lo que tiene adición de azúcar y no lo sabemos.
Aprendamos a saber que es lo que estamos comiendo, aprendamos a escoger lo mejor para nosotros y para nuestros hijos; nuestro cuerpo y el de ellos nos lo van a agradecer siempre.