La Montaña Rusa De Dentistas

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Hace aproximadamente tres meses nos visitó José Manuel con su papá a la clínica porque se había caído y se había golpeado los dientes de arriba bastante fuerte unos días atrás. Joma como lo llaman de cariño en su casa acababa de cumplir cinco años, y dependiendo de que tan rápido empiece a mudar los dientes, estos todavía podían tener alrededor de dos años más ejerciendo su trabajo. El trabajo de los dientes temporales para algunas personas no es importante y estos no solo se necesitan para comer y verse bien (estética), sino para poder decir correctamente las palabras.

Cuando revisé los dientes de Joma me di cuenta que los dos dientes del frente de arriba habían cambiado de color a un tono gris-amarillento, pero en la radiografía que le tomé no observé nada de que alarmarme y le di cita en 15 días para un control.

Dos semanas después el papá de Joma nos dijo que habían cambiado de odontólogo porque se habían dio a vivir a cinco horas de la clínica y que les quedaba incómodo venir a mi consulta, les envié las radiografías por correo electrónico y les dije que cualquier cosa podrían comunicarse con nosotros.

Pero la historia no acaba aquí, un mes después el papá de Joma solicitó una cita con nosotros y volvieron a la consulta.

-Joma: “Dani, que dicha que me trajeron de vuelta aquí porque mi papá me llevó a un dentista que no tenía ni siquiera un espejo.”

-Papá de Joma: “Doctora disculpe, nos quedaba muy lejos venir hasta aquí, pero hicimos el esfuerzo porque el otro odontólogo nos dijo que a Joma se le habían muerto los dos dientes del frente y se los tenía que sacar. Nos asustamos y lo llevamos a otro odontólogo cerca y nos dijo que tenía que hacerle tratamiento de nervio y la verdad no sabíamos que hacer.”

-Dani: “Muchas gracias por su confianza, voy a tomarle una radiografía a los dientes de Joma porque ha pasado más tiempo del que habíamos quedado y no sabría decirles que es el tratamiento correcto en este momento.”

-Papá de Joma: “Claro, yo entiendo, revíselo y tómele la radiografía por favor.”

Le revisé los dientes a Joma, no había ningún cambio de coloración desde la última vez que lo ví y sorprendentemente en la radiografía no había ninguna alteración peligrosa. Les expliqué que no era necesario realizar un tratamiento en este momento, que no entendía porque les habían ofrecido otros tratamientos, pero que lo bueno era que habían regresado y que íbamos a seguir el control de los dientes.

-Joma: “¡Dani! Estoy muy feliz. Me sentía como en una montaña rusa como las del Parque de Diversiones. Me sentí feliz cuando me dijeron que me iban a sacar los dientes porque pensaba que ya iba a venir el Ratón Pérez, luego me sentí triste porque seguro me iba a doler, después me sentí feliz porque me iban a traer aquí de nuevo, pero me llevaron a otro dentista y era muy serio. Y ahora estoy feliz porque volví aquí y me voy a quedar con mis dientes.”

-Papá de Joma: “¿Entonces no le va a hacer ningún tratamiento a José Manuel?”

-Dani: “No señor, a veces cuando los niños se caen el mismo diente trata de defenderse por si sólo por varios métodos y esto fue lo qué le pasó a los dientes de Joma. El nervio se hizo un poco más delgado y por eso se observa ese cambio de coloración en el diente, no tiene ningún signo de infección y a Joma no le molesta el diente para nada. Hacer controles mensuales por cierto tiempo nos va a ayudar a estar tranquilos.”

-Papá de Joma: “Gracias doctora, en serio no nos vamos a volver a perder, nosotros hacemos el esfuerzo para que Joma se baje de esa montaña rusa que estaba diciendo.”

-Joma: “A mi me gustan las montañas rusas, pero no cuando es sobre mis dientes, porque me da miedo.”

-Dani: “Ya no hay más montañas rusas para tus dientes, nos vamos a ver cuando tus papás te puedan traer y siempre con el espejo para que podás ver lo que estamos haciendo.”

Esta montaña rusa de emociones es muy difícil para muchos niños, para Joma no fue tan difícil porque es un niño muy maduro, pero hay que entenderlos si hay algún cambio de odontólogo por razones fuera de nuestras manos. Esta historia me encanta para que les quede muy claro que no todos los dientes que cambian de color hay que sacarlos o tratarlos, todos tenemos una segunda oportunidad, no la perdamos.

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