Hoy en día tenemos demasiada publicidad de todas las formas, colores y presentaciones. Cada día qué pasa inventan más formas de llegar hasta nuestras cabezas y lograr que nos quede la imagen de los productos dando vueltas durante todo el día. La publicidad no solamente es para adultos, sino también para niños, y ellos más que nosotros prestan la atención al 100% de las cosas.
Cuando vemos un anuncio de una clínica dental o de un odontólogo lo primero que vemos son sonrisas y dientes perfectos y de color blanco; muchas veces queremos que nuestros dientes se vean así y no hay nada de malo, pero el problema es cuando transmitimos todos esos deseos a los más pequeños de la casa.
Esta es la historia de Giulia, una pequeña paciente de 5 años que llegó a la consulta por primera vez hace unos días. Aparte de ser una niña sonriente, feliz y super expresiva; tenía una sonrisa lindísima y los dientes súper limpios. Al final de la consulta cuando ya estábamos terminando de aclarar todas las dudas de los papás, Giulia nos interrumpió.
-Giulia: “Dra. Dani, tengo una pregunta. ¿Mis dientes están bien?
-Dani: “¡Claro! Están lindísimos. No tenés carietones que estén viviendo en tus dientes, están lavando tus dientes perfectamente, la forma que mordés es perfecta y tus dientes quedaron brillantes después de la limpieza.
-Giulia: “Hmmm…”
-Dani: “Es en serio, tus dientes están muy bien. Saludables y fuertes.”
-Giulia: “Es que yo quiero los dientes como los de mi Abu que se los acaban de hacer. Le quitaron los feos de ella y se los cambiaron por unos brillantes y blancos, que se ven como para una foto.”
-Dani: “Me imagino que tu abuelita tiene los dientes lindísimos también, pero si te tomas una foto con ella los dos se van a ver súper bien. Con dientes brillantes de lo limpios que están.”
-Giulia: “¿Y no me podés sacar todos los dientes y ponermelos como los de mi Abu? Es que mis dientes tienen unos espacios muy feos, yo los quiero todos como el piano qué está en mi casa.
-Dani: “¡Giulia jamás! Mirá en este espejo tus dientes… ve que lindos se ven. Tienen espacios entre diente y diente, porque es lo normal a tu edad. Esos espacios están guardando campo para cuando vengan los dientes permanentes quepan todos perfectamente. Y además es más fácil quitar la comida cuando te cepillás los dientes, hay que aprovechar.”
-Giulia: “¿Entonces cuando yo sea grande ya no voy a tener esos espacios?
-Dani: “No Giulia, poco a poco esos espacios se van a ir cerrando, conforme salgan tus dientes permanentes. Vas a ver que vas a tener unos dientes permanentes muy lindos, y que no necesitas cambiarlos por nada.”
-Giulia: “Que bien que te pregunté, le iba a decir a mi abuela que me regalara los de ella.”
-Dani: (riéndose) “Los tuyos están perfectos, si te los seguís cuidando súper bien, no vas a tener la necesidad de cambiarlos.”
Los papás de Giulia se sorprendieron con la conversación que acababa de suceder. Ellos dicen que pensaban que Giulia ni cuenta si había dado que la abuelita se había tenido que hacer un tratamiento dental extenso, pero que si recuerdan que cada vez que la abuelita los visitaba los adultos hablaban de los dientes de ella, pero nunca pensaron que Giulia estaba prestando atención.
Terminamos hablando de la importancia de cuidar lo que hablamos cuando hay niños presentes y de que los niños siempre nos sorprenden. Los papás se fueron con la tarea de todos los días recordarle a Giulia que los dientes de ella son perfectos para ella y que los tiene que cuidar para que cuando vengan los permanentes sigan igual de lindos.