Helado De Celebración

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Hay momentos en la vida que no podemos tomar una decisión fácilmente, porque nos parece mejor hacer lo que más nos guste aunque no siempre es la correcto.

En la consulta todos los días aprendo algo nuevo, es como estar sacando un doctorado porque los niños todos los días me enseñan algo; ya sea en como convertirme en una mejor persona para el mundo o en el caso de esta historia en cómo tomar una decisión ya que esta puede cambiar el desenlace de todo.

Esta es la historia de Saúl que, junto con sus papás, ha estado viniendo a citas desde hace unos meses porque cuando llegó por primera vez me encontré un gran desequilibrio en su boca. Este desequilibrio llevó lamentablemente a que tuviera la enfermedad de la caries dental y esta ya había afectado casi todos sus dientes temporales.

Este pequeño gran niño tiene casi cinco años, la primera vez que llegó a la clínica estaba tan nervioso que no nos hablo mucho, pero conforme nos fuimos conociendo se dió cuenta que entre el staff de la clínica, su familia y él hacíamos el mejor equipo para salvar sus dientes. En todas las citas reforcé las técnicas de cepillado, el uso de hilo dental y las recomendaciones para una dieta que no fomentara la caries dental; creo que hasta los papas estaban aburridos de que siguiera hablando sobre la misma información. Yo no me quería dar por vencida y, aunque observaba que los papás estaban comprometidos en la salud de Saúl siempre podían mejorar un poco más.

El día que terminamos el tratamiento en sus dientes, esto fue lo qué pasó:

-Saúl: “Dra. Dani ya hoy es el último día que te voy a ver en la vida?

-Dani: “No Saúl, nos vamos a seguir viendo para yo poder ver tus dientes limpios y brillantes siempre.”

-Saúl: “¡Que bien! Porque quiero seguir viniendo.”

-Dani: “Que bueno, eso que dijiste me alegra mi corazón. Ahora podés ir con tus papás a que te compren un helado para que las hormiguitas se vayan rápido y de una vez celebras que ya tus dientes no tienen casas llenas de carietones.”

-Saúl: “Yo no quiero un helado.”

-Dani: “¿Por qué?

-Saúl: “Porque ya todos mis dientes están limpios y brillantes, y si me como un helado se me van a ensuciar. Y quiero que mañana mis amigos del kinder me vean los dientes así como están.”

-Dani: “Tenés razón, pero te voy a dar un tip. Tus dientes se pueden quedar siempre limpios y brillantes no sólo porque venías aquí, sino porque en la casa junto con tus papás los lavas y les das brillo todos los días y así no les va a pasar nada. De vez en cuando podés ir por un helado con tus papás.”

-Saúl: “¿En serio? Entonces sí quiero un helado, y que sea de chocolate, fresa y vainilla.”

La madurez de Saúl me impresionó, el había entendido más que nadie que debía cuidar su dieta para que no volviera a tener más secuelas de la caries dental. El estaba seguro de la decisión que había tomado de no comer helados, tal vez no era la decisión que más le gustaba pero sabía que era la correcta. Muchas veces basamos nuestras decisiones empujando la balanza hacia un lado, la próxima vez que nos toque tomar una decisión pensemos como Saúl y decidamos lo que en realidad es mejor.

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